martes, 1 de septiembre de 2015

¿Está bien que las utilidades generadas en Chile se vayan al extranjero?



El tema de la recesión y el bajo crecimiento aparece constantemente como argumento para criticar un período de gobierno, así que me puse a pensar cómo aumentar el crecimiento de un país.

Tengo que aclarar antes que no le creo mucho al indicador de crecimiento económico, porque de económico, en el sentido de economizar, no tiene nada. Al revés, se debería llamar indicador de crecimiento del gasto, porque según éstos el país sólo crece cuando aumenta el gasto.

Y dado que somos los mismos que nos pasamos las mismas monedas de un lado a otro, para que crezca el gasto debe aumentar la deuda y al final, como siempre, ganan los bancos. La gente pide un crédito y al haber plata que antes no había, se genera inflación y suben los precios de todo. ¡Qué maravilloso el crecimiento económico! Deberíamos estar orgullosos.

Pero hay otra forma de aumentar el gasto sin deuda, y es aumentar la plata que se gasta en Chile. Es verdad que para eso los capitales deben venir de otro país o dejar de salir del nuestro. A su vez, si esos capitales se reinvierten en Chile, es porque se dejan de gastar en otro país que se queda con el problema, pero las políticas económicas chilenas son para mejorar a los que estan en Chile.

Entonces surge una discusión habitual: ¿por qué las utilidades se van a grupos de accionistas extranjeros? ¿No nos debería quedarse cada país con el beneficio de sus propias materias primas?

En este punto quiero decir "ojo" y explicar por qué no es tan conveniente.



Hay que considerar que los inversionistas extranjeros hicieron, justamente, una inversión en nuestro país y eso significa que inicialmente gastaron un montón de plata pensando que la recuperarían. Ese fue el gancho, la invitación que hizo nuestro país para atraer la inversión.

Desde el momento de la inversión en adelante, estas empresas han dado muchos puestos de trabajo. Estos empleados reciben mensualmente remuneraciones (buenas o malas es otro tema) y han ayudado a disminuir la cesantía y a que la gente compre, arriende, estudie, etc. Es decir, la presencia de estas empresas ha ayudado al desarrollo de las personas que viven en Chile.

Antes de decir "hay que expropiar todo", habría que considerar cuánto costaría, porque se le debería pagar a los capitalistas extranjeros los flujos futuros de las empresas, y eso puede ser bastante plata que se podría destinar a la educación, entre otras cosas.

Quiero decir, puede convenir que los capitalistas sigan recuperando sus inversiones, e incluso si ya lo hicieron, que sigan invirtiendo en Chile para generar empleo.

Nada es para siempre

No obstante, es importante utilizar de forma inteligente las concesiones, un sistema que está mundialmente aceptado.

El objetivo debe ser aprovechar este sistema para que los inversionistas, extranjeros o nacionales, prueben modelos de negocios o paguen las inversiones iniciales de proyectos costosos para el país. De esta forma, el país puede beneficiarse con nuevas empresas o proyectos rentables (o deshacerse de proyectos que fracasaron), sin costos para el Estado.

Es imprescindible entonces que cuando se refiera a la explotación de recursos naturales, las autoridades liciten los proyectos en una consesión de un período de años que permita a los capitalistas recuperar la inversión y obtener un beneficio, pero que después permita a capitales chilenos recuperar los negocios rentables.

El nacionalismo debe entenderse entonces en privilegiar a inversionistas chilenos, al menos en los segundos y posteriores períodos de cualquier consesión, facilitando de esta forma que la plata se quede en casa.

Este principio podría aplicarse también a todas las adjudicaciones. ¿No sería bonito que empresas o grupos 100% chilenos tuvieran un beneficio adicional en la evaluación de cualquier adjudicación para mantener en el país?

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